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Premios Literarios Miguel Hernández 2024 Exposición Bibliográfica Miguel Hernández Genealogía de Ramón Sijé

ENTREVISTA A JESUCRISTO RIQUELME

 
 
1. Entre los días 6 y 9 de junio pasados se han desarrollado las I Jornadas Hernandianas en Rusia. ¿Qué ha supuesto para usted su participación en ellas?
La participación en actividades de proyección cultural en países extranjeros siempre me ha permitido la oportunidad de poder aprovechar la ampliación de horizontes intelectuales y sociales por medio de una causa común como la literatura, una constante en mi vida profesional de profesor e investigador.
A la satisfacción de aprehender y aprender con esta amplitud de horizontes nuevos enfoques de análisis y nuevas pautas sociales de conducta ante la cultura, he de sumar el deleite de colaborar en la proyección internacional -en países de habla hispana o no- de la figura y la obra de Miguel Hernández, el poeta español del siglo XX con más predicamento y prestigio social de todo el mundo hispánico.
Finalmente, contribuir a fortalecer los lazos de la fundación Cultural Miguel Hernández y del Instituto Cervantes -“de la mano de Miguel Hernández”- supone asimismo un mayor número de contactos cualificados en el ámbito de la gestión cultural, y de la literatura (tanto en su vertiente creativa como en su vertiente académica o universitaria). La optimización del viaje radicaba en la posibilidad de activar in situ las pesquisas y los contactos iniciados desde España para poder recuperar datos, fotos o tal vez imágenes grabadas de Miguel Hernández en su viaje histórico a Moscú, Leningrado, Harkov y Kiev en 1937.

2. ¿Qué valoraciones haría sobre el desarrollo de estas Jornadas?
Las Jornadas en Rusia son el segundo eslabón de un proceso abierto por la FCMH con la finalidad de conseguir una proyección internacional del escritor oriolano; el primero se desarrolló en Filipinas, con éxito y con posibilidades de profundización en una segunda etapa ya en Manila ya en la vecina Hong-Kong, con dos de cuyas Universidades se entró en contacto.
Suponen, pues, una continuidad en esa labor de difusión más allá de nuestras fronteras nacionales. El balance de las Jornadas en Rusia (en san Petersburgo y en Moscú) ha supuesto para la figura de Miguel Hernández un nuevo hito; y ello porque las Jornadas han sido planificadas y programadas con antelación suficiente y con la eficiencia de los responsables que han actuado con rigor sistemático y con conocimiento pleno de las realidades españolas y rusa. Las funciones desempeñadas por Cristina de Lama, en España (desde la FCMH), y por Andrés Santana, en Moscú (desde la Embajada de España), bajo la supervisión del director de la Fundación, han sido decisivas para el logro con eficiencia de los objetivos marcados.
La idea de estas Jornadas en Rusia surgió en el marco del II Congreso Internacional sobre Miguel Hernández (Madrid), en octubre de 2003. En junio de 2005 se llevaron a cabo en las dos ciudades rusas: el cumplimiento de estas promesas de universalización del espíritu hernandiano y de su ilustrador sueño de la superación de barreras sociales y económicas por medio de la cultura no puede más que congratularnos por el futuro esperanzador de actividades como ésta; se trata de una sucesión en la cadena de actos hernandianos que entrelaza en el tiempo unos con otros.
En concreto, las I Jornadas Hernandianas en Rusia se colmaron de sentido por la estrategia de “círculos hernandianos”: el creado en Moscú reunió a la pléyade de estudiosos (profesores, traductores y creadores) más prestigiosa entre los hispanistas rusos; las expectativas de estudios y traducciones del poeta de Orihuela fueron numerosas; y, al rebufo de él, de otros ilustres escritores españoles también. El acto celebrado en el Paraninfo de la Universidad Estatal Lingüística, de Moscú, supuso un espaldarazo para todo el ámbito académico por su formalidad y sus crecientes propuestas de traducciones del escritor homenajeado. Ya sabemos que un escritor que no ha sido traducido a varias lenguas del mundo, no puede conseguir el marchamo de escritor universal más que en la ilusión de los ingenuos. El camino emprendido parece uno de los adecuados.
Además, se logró la optimización de las relaciones entre artistas contemporáneos españoles (plástica y literatura), para no limitarnos a la persona de Miguel Hernández: se homenajeó al editor Manuel Altolaguirre con un excelente trabajo capitaneado por César Moreno, y pudimos contemplar una representación con recital poético-teatral, de la máxima emotividad, preparado por la profesora Ester Tabasco con estudiantes rusos de español del Instituto Cervantes. Otro de los momentos estelares lo constituyó un concierto de música a cargo del compositor José Luis Nieto, quien actuó junto con parte de los virtuosos de Moscú –un estreno mundial, inspirado en poemas de Miguel Hernández, algunos de ellos cantados-; este acto fue presidido por la Secretaria General de Cultura de la Conselleria de Cultura, Educación y Deportes de nuestra Generalitat Valenciana, Concha Gómez-Ocaña.

3. ¿Considera importante la continuidad de estos actos en Rusia para seguir impulsando la figura de Miguel Hernández?
Por supuesto. Hablar de Miguel Hernández y, sobre todo, leer en público fragmentos o poemas del escritor oriolano es la mejor manera de (de)mostrar la vigencia de nuestro poeta: primero, porque impacta de inmediato a quien no lo conocía; y, segundo, porque, ante ese respaldo social y cultural generalizado, se abren expectativas de afianzamiento entre los hispanistas. Quizás lo más determinante de esta fascinación por Miguel Hernández sea el deseo de que puedan conocerlo más ciudadanos rusos (y hablantes del idioma ruso) ante ediciones bilingües cuidadas por expertos de una y otra lenguas. A las traducciones de la antología en inglés difundida en Manila, suceden la propuesta nonata de publicación en chino (para Hong-Kong y el inminente Instituto Cervantes de Pekín) y la propuesta en ruso.
Tal vez el acto más emotivo en Moscú fue la aceptación del nombre de Miguel Hernández para el colegio más antiguo del sistema educativo ruso, el colegio nº 110 de la ciudad moscovita. Sus estudiantes, de los niveles equivalentes a nuestras enseñanzas Primaria y Secundaria, son bilingües (ruso, español) y ofrecieron un delicado recibimiento con lecturas y memorizaciones de la vida y de poemas de M. Hernández. Quedó prevista la tramitación para realizar un intercambio de estudiantes entre este colegio y un colegio español de la zona de Orihuela (bien el que ya bautizado como Miguel Hernández en Orihuela bien otro); con ese motivo y el de cerrar, supervisar o presentar estudios y traducciones de los hispanistas rusos, podrá continuarse esta tarea en Moscú a lo largo de 2006. Ese mismo año la continuidad de esta estrategia cultural será motivo de análisis y preparación de la FCMH para gestionar la visita a otro u otros lugares del mundo y ampliar los “círculos hernandianos” y fortalecer los ya iniciados. Pocos poetas han merecido estos honores. Los frutos se recogerán, sin duda, en los próximos años. También Orihuela está siendo conocida allende España.

4. ¿Cómo calificaría la acogida o respuesta de los moscovitas ante estas jornadas?
El poder de convocatoria ha sido producto de un trabajo excelente de gestión cultural y de relaciones humanas y profesionales en Rusia. La asistencia a todos los actos fue numerosa y sorprende ver reunidas, en torno a la palabra del poeta, a muchas más personas que se imaginan en una obra de teatro sobre su vida en el Teatro Circo oriolano, por ejemplo. Los actos en el Paraninfo de la Universidad Estatal Lingüística, de Moscú, comenzaron la solemnidad de los himnos nacionales de España y de la Federación Rusa; hubo minuciosos discursos de recibimiento y de poesía a cargo de autoridades académicas, poetas y profesores de nombradía; el público, atentísimo, superaba las dos centenas, y, al final, de las intervenciones de Juan José Sánchez, el director de la FCMH, y de la exposición a modo de breve guía de lectura que tuve el honor de hacer, hubo preguntas en las que se manifestó la inquietud por conocer no sólo aspectos de M. Hernández sino también de la situación actual de la poesía y el teatro en España hoy. El concierto reunió a otras tantas personas que llenaron el local escogido para el acto. La celebración del “Círculo hernandiano” de los hispanistas rusos logró la participación de más de veinte profesores. El cariño de todo el claustro de profesores del colegio nº 110 y de gran parte de sus estudiantes, que con tanto tiempo, esmero y buenos resultados habían preparado su recepción, pusieron el broche. Pero también dejaron pequeño el aforo del salón de actos del Instituto Cervantes los enfervorizados asistentes a la escenificación del recital poético con actores todos ellos rusos.
Incluso la prensa moscovita recogió en ruso la realización de estas Jornadas, amén de los medios de comunicación españoles, hasta tal punto que el propio Embajador de España en Moscú quiso felicitar efusivamente al director de la FCMH.

5. Retomando su ponencia del día 8 “Miguel Hernández: constantes y variables de una producción poética”, ¿considera que, a partir de Miguel Hernández, la poesía comenzó un auténtico proceso de rehumanización?
Mi exposición tenía como punto de partida, en efecto, el teatro de M. Hernández ya que ésa fue la causa de su viaje a la entonces URSS como integrante de la comisión republicana para acudir al V Festival de Teatro Soviético. Como era de esperar, salvo en los ámbitos académicos, Miguel Hernández era un poeta e incluso un nombre absolutamente desconocido en la Rusia de hoy; por tanto, me pareció aconsejable proceder didácticamente a una presentación del escritor destacando, cronológicamente, su proceso de formación y creación estética en perfecta simbiosis desde sus orígenes con su preocupación social y por su entorno más inmediato. Miguel Hernández resulta trascendente precisamente porque la re-humanización es la clave de su vigencia; Hernández es el primer gran poeta que recurre a la manifestación de sentimientos (amorosos e íntimos socioamorosamente) cantando a una mujer (en su poesía amatoria) o a unos hombres (en su poesía social y épica) reales. Aunque cambie de mujer como inspiración poética, siempre será una mujer de carne y hueso la destinataria de sus palabras. La pertinencia universal de sus motivos poéticos y las constantes de su expresión lírica o épica (sus metáforas y sus símbolos terruñeros, agrícolas) lo erigen en un modelo del clasicismo del siglo XX. ël, que había recibido y asimilado santísimas influencias literarias, servirá pronto de estímulo y acicate expresivo: el éxito de sus sonetos serán el acicate para que su admirado Federico García Lorca retome la estrofa clásica en sus últimas composiciones (de publicación póstuma) por someterse a las exigencias formales y temáticas de lo que la nueva poesía y los jóvenes de hoy están haciendo, decía el granadino: fueron sus sorprendentes “Sonetos al amor oscuro”. De los libros de M. Hernández El hombre acecha -casualmente de publicación póstuma también- y de su excelente Cancionero y romancero de ausencias brota una veta poética de poesía que enaltece el gran Dámaso Alonso en su cercano Los hijos de la ira: poemarios de dolor y emociones constreñidas por la postguerra y el rencor. De sus sonetos taurinos (el toro como trasunto amoroso) se valió Rafael Morales, quien a su vez continúa la línea concomitante de valoración de lo nimio, cotidiano y pequeño –incluso despreciable o soez- de Odas menores de Pablo Neruda o de Perito en lunas y otros poemas hernandianos, como su famosa oda al cubo de basura. Otro gran poeta social, Leopoldo de Luis, ha reconocido su deuda literaria al oriolano. Resultan admirables las coincidencias de la poesía entre León Felipe y el oriolano en muchísimos aspectos. Todos ellos son poetas ya de la re-humanización: lo humano concreto y real como elemento de su poeticidad. Hoy apenas concebimos la letra –el poema- de una canción moderna sin referencias amorosas que podamos considerar verdaderas y no basadas en una manida tradición literaria. ¡Qué difícil resulta pedir un poema amoroso o lírico (sobre la amistad) o social o épico y que no surja la voz de nuestro oriolano más universal!

6. La temática hernandiana es realmente variada: la libertad, el amor, la justicia, ... ¿Considera por ello que podríamos calificar a Miguel Hernández como un poeta atemporal y a la vez vanguardista en su época?
Atemporal exactamente, no. Miguel Hernández es el arquetipo de hombre que unió su vida y su poesía en su destino a lo largo de su breve existencia (y en el significado que le ha conferido la posteridad). Hernández es de los escritores más contingentes, sinceros e involucrados con su realidad, con su tiempo: autenticidad y belleza creada en palabras no extraída de la realidad (a veces torpe, cruel, cruenta, reprobable o fea sencillamente). Si Hernández no hubiera vivido y cantado sus avatares (sentimientos, emociones) íntimos y colectivos durante el período histórico de la II República española y de la Guerra “incivil” española (e, incluso, su muerte no hubiera acaecido como sucedió en una prisión de un dictador que impuso la victoria), con tantas tragedias personales, con tanta miseria afectiva, probablemente no hubiera tenido ese necesaria caja de resonancia social (y política) para hacer confluir su voz con la de la inmensa mayoría… Lo que ocurre con M. Hernández es que no hace falta conocer su contexto vital e histórico, pero, si se conoce, profundizamos más y nos sobrecoge más su poesía; su poesía vale para todos los tiempos no es lo mismo que decir que es atemporal porque quizás esta expresión prive de compromiso a un poeta tan poroso de acontecimientos solidarios; lo que sucede es que logra hacer que su contexto se abstraiga y se convierta en un símbolo, que lo que a él le ocurrió pueda ser sentido como lo que puede ocurrirnos o nos ocurre a nosotros figuradamente en otras situaciones, en otras épocas, en otros lugares.
Y tampoco se puede considerar a M. Hernández un vanguardista: más bien es un escritor típico del clasicismo literario de la época; un clasicismo en formas expresivas y en contenidos que supera los movimientos estéticos de la vanguardia de entonces (la del principio de sigo XX): movimientos vanguardistas que fueron conceptualmente elitistas, alienantes y en cierto modo enajenadores de la realidad (y casi todos ellos, incluso la poesía pura, exentos de compromiso social progresista). Así lo vio el propio Miguel cuando criticó esa estética del cubismo de Picasso (al comentar, sin comprender, el Guernica). Y así lo vislumbró con perspicacia intelectual el filósofo José Ortega y Gasset que publica, en un intervalo de apenas cinco años, La deshumanización del arte (1925) y La Rebelión de las masas (1930): Miguel Hernández se mantuvo bastante ajeno a los –ismos y a posiciones de vanguardia estética, salvo que ésta se sintiera involucrada en la recuperación de lo rural, de la tierra, del barro, de la persona, … como vio en la plástica pictórica y escultural de la Escuela de Vallecas, por ejemplo. Miguel Hernández es más universal y popular probablemente porque no fue un vanguardista en su expresión. Fue un revolucionario, eso sí, incluso hablando de amor…
Si M. Hernández nos sigue interesando es, sin duda, porque lo sentimos humano y nos sentimos nosotros mismos protagonistas de sus poemas o los leemos y nos emocionamos porque nos identificamos con esa fuerza y con esos juegos de palabras con tanto sentido y tanto sentimiento.
Trini Ruiz
María José Lidón
 
 
CONSTANTES Y VARIABLES DE UNA EVOLUCIÓN POÉTICA
 
 
En unas jornadas de este tipo, dispuestas a engrandecer y extender la figura de Miguel Hernández, una conferencia de este tipo se suponía asignatura obligada. Pues siendo como es el oriolano un autor no demasiado conocido en Rusia, exceptuando los círculos más académicos, parecía lógico repasar tanto su trayectoria vital, como la cronológica, con el fin de acercarlo un poco más, aunque fuera de un modo introductorio, al gran público. ‘Miguel Hernández: constantes y variables de una evolución poética’ pretendía ser, partiendo de una mirada retrospectiva, tanto a la vida como a la obra del oriolano, un fiel reflejo de la evolución estilística que sufrió, y que lo llevó, en apenas diez años, de abrazar la poesía pura, a la impura, la comprometida y belicosa, y a despojarse, en sus últimos y agónicos años de vida, de cualquier andamiaje poético, para ofrecernos unos textos cargados de dolor. Vida y obra, dos facetas que, si generalmente, resulta difícil deslindar, en el caso en particular de alguien que tuvo unas vicisitudes vitales tan señaladas, y que vivió con tanta intensidad su corta vida, hechos que incidieron directamente en su obra, la empresa adquiere dimensiones, si se quiere, casi proteicas. Es por ello que el profesor Riquelme, desde esa necesaria comunión entre ambas facetas, y pasando el texto por el tamiz de un conveniente didactismo, trazó una línea a través de los sucesos más trascendentales de su vida, en estricto orden cronológico, pero a partir de su producción literaria.
Divide su trayectoria vital a partir de sus obras más importantes. Así, la primera etapa le lleva, a través de la influencia del paisaje oriolano, el neocatolicismo de Sijé y su acercamiento a la poesía pura neogongorina, a su primer poemario, Perito en lunas. Una etapa en la que Riquelme nos presenta a un Miguel Hernández ‘adolescente, joven e inquieto’, que únicamente llegará a ver lo que asalta sus sentidos de un modo tan ‘inocente’ como ‘inmediato’. Un poeta que comienza ya a ser consciente de que lo suyo es algo más que una vocación, pero que todavía escribe por el mero hecho de deleitarse creando versos; y Luis de Góngora es el modelo que utiliza en sus primeros devaneos poéticos, unos divertimentos que, por otro lado, encierran, por el gran potencial que era inherente a Hernández, un poesía que poco tiene de poeta primerizo.
Pero en cuanto entran en liza dos factores tan importantes en la simbología hernandiana como son el amor y la ciudad de Madrid, su evolución comienza a ser más patente y evidente. El rayo que no cesa es la plasmación de una crisis personal que se ha extendido a su poesía, y que una constante diatriba entre la realidad y un deseo amoroso que lo consume y abrasa por dentro. Afirmando Jesucristo Riquelme que estamos ante “la transición a una nueva situación de madurez y choque evolutivo”.
Llegados al momento de la poesía más comprometida ideológicamente, plasmada en Viento del pueblo y El hombre acecha, nos encontramos con un Miguel Hernández que emerge de las profundidades de sus sentimientos para darse de bruces con una realidad externa que no es ciertamente la más deseable. La guerra causa en el oriolano unos efectos devastadores ya no solo en lo físico sino también, y sobre todo, en lo anímico; efectos que irá ya arrastrando hasta el fin de sus días. Una poesía plagada de desánimo y dolor, de amplia gravedad y versos que rezuman derrota en cada palabra, en cada línea. Para pasar a centrarse en la penosa etapa de la biografía hernandiana en la que se vio forzado a transitar por gran número de cárceles franquistas, escribiendo sus versos a hurtadillas en un gastado cuadernillo, el tan celebrado como triste Cancionero y romancero de ausencias, su último legado antes de llegar el injusto final.
Una vez que Riquelme había desgranado esa trayectoria vital y artística de Miguel Hernández, su conferencia pasó a centrarse en unos aspectos que, pese a ser, quizás, de un interés no tan marcado como los desarrollados en la primera parte, reforzaban más aún si cabe la visión que se estaba intentando formar en las mentes de los asistentes a la conferencia. Así, el primer punto no podía ser otro que uno de aquellos que Miguel Hernández tanto se encargó de difundir durante sus primeros meses en Madrid, quizás para darse a conocer, quizás por hacer extrañamente, orgullo de su propia sed. Este punto no es otro que el famoso autodidactismo del poeta oriolano, que, junto al de pastor de cabras echado a los leones de las letras, eran dos de esos mitos que siempre le acompañarían. Además, “el escritor contribuye – según Riquelme – al intento de superación colectiva de un pueblo analfabeto, entonces”. Pasando a afirmar que “el espíritu hernandiano hoy (...) consiste en la lucha por la vida, auxiliado por la cultura, con la esperanza de un mundo mejor para todos”.
Otra de esas grandes virtudes que, afirma Riquelme, posee la obra hernandiana, y que nos ofrece aquí para aumentar, más si cabe, el espectro trazado a lo largo de esta aglutinante y totalizadora conferencia, es el de esa perfecta simbiosis que, en los versos de Hernández, subyace en lo referente a la bella poesía, a la lírica, al arte por el arte, con el compromiso político y social. Consiguiendo, no sabemos si consciente o inconscientemente, que “el que lee se sienta protagonista de lo que lee y se emociona porque se identifica con el sujeto lírico”. La biografía trágica de Hernández, su perpetua y simbólica afiliación a la causa republicana, o lo accesible y humano de sus poemas son el preámbulo al final de la conferencia. Una conferencia que, si bien por un lado tenía las claras premisas de informar y acercar la figura de Hernández al pueblo ruso, proclamaba, por encima de cualquier otro objetivo una vez llegaba a su final, el ferviente deseo de que esa gran mayoría rusa leyese con emoción los versos de Miguel Hernández.
“Lean a Miguel Hernández, y que su espíritu de libertad nos alcance”.
Así sea.
 
Óscar M. Ferrández